Original title: ANSELMO

Writer: CLAUDIO RUD

Illustrator: ANA LUISA STOK

Original Publication: unpublished/in progress

Format: A4, 32,34 pages

Rights details: available

About the book:

ANSELMO

Then Anselmo was encouraged to draw back the jet curtain held by invisible translucent pins.

Before him the infinite and sacred void opened.

Absorbed he spent countless minutes and hours, perhaps days, and that was when time flew away forever and from that eternity, tired, he sank into a deep underwater sleep.

They undressed before him: endless constellations, dancing in spirals, waving faceted spiers that multiplied the plane of light until it exploded into new resonances full of shapes, transformations and sizes.

The dream revealed to him that he had to carry out a heroic task: rediscover the pearly planet flooded with love and life, lost on the margins of the map, summon the shepherds of fish and beings of the sea to celebrate, in the sanctuary of the cosmos, a ceremony of gratitude for the discovery.

He decided to start the journey starting from the old dock with his soul brothers and the old sperm whale, a family heirloom.

A universe of shiny scales opened the way and simultaneously denied it. A parade of dissimilar, unequal, chimerical, abysmal and flat worlds passed in front and behind the family boat.

Until finally, after an unexpected turn, as all turns are, CAUDALION, that lost pearly planet, appeared, hidden behind the belly of a huge fish.

As they explored it, they found forests of infinite beings, of infinite shapes and sizes, of infinite colors and transparency. Starting with the thinnest, then with those who slowly gain weight by eating their neighbors, then to the unequal shoal of the unmentionables that stir after long distances, the ambiguous, the proud amphibians, the very silky giants, the others that are coarser and more persistent. , those of the depth, those of the surface that jump like rabbits, the triangular scalenes, the shy isosceles, the Apollonian water specimens and the Dionysian ones hidden behind corals.

The mouth of time opened and closed repeatedly ordering the travelers to bow to silence in front of the sanctuary warmly illuminated by that unusual irregular and graceful moon.

Only the enormous fish pierced the solemnity of the moment with a loud splash. Anselmo, amazed, watched the giant walk away, carrying CAUDALION in his belly. His face could be seen reflected from the altar and he smiled satisfied at the sacred void.

ANSELMO

Entonces Anselmo se animó a descorrer el telón azabache sostenido por invisibles prendedores traslúcidos.

Ante sí se abría el infinito y sagrado vacío.

Absorto pasó incontables minutos y horas, acaso días, y ahí fue que se le voló el tiempo para siempre y desde esa eternidad, cansado, se hundió en un profundo sueño submarino.

Se desnudaron ante él: interminables constelaciones, danzando en espirales, agitando caireles facetados que multiplicaban el plano de luz hasta hacerlo estallar en nuevas resonancias repletas de formas, transformas y tamaños.

El sueño le reveló que debía realizar una tarea heroica: redescubrir al planeta nacarado inundado de amor y de vida, perdido en los márgenes del mapa, convocar a los pastores de peces y seres del mar para celebrar, en el santuario del cosmos, una ceremonia de agradecimiento por el hallazgo.

Decidió iniciar la travesía partiendo desde el viejo muelle junto a sus hermanos del alma y el anciano cachalote, reliquia de la familia.

Un universo de escamas brillantes le abría el paso y simultáneamente se lo negaba. Un desfile de mundos disimiles, desiguales, quiméricos, abismales y chatos, pasaban por delante y por detrás de la chalupa familiar.

Hasta que finalmente, luego de un giro inesperado, como son todos los giros, apareció, escondido detrás de la panza de un enorme pez, CAUDALION ese perdido planeta nacarado.

Al recorrerlo encontraron bosques de infinitos seres, de infinitas formas y tamaños, de infinitos colores y trasparencias. Comenzando por los más flacos, luego con los que engordan lentamente comiendo a sus vecinos, después al cardumen desigual de los innombrables que se agitan luego de largas distancias, los ambiguos, los anfibios orgullosos, los gigantes muy sedosos, los otros más toscos y persistentes, los de la profundidad, los de la superficie que saltan como conejos, los triangulares escalenos, los tímidos isósceles, los ejemplares del agua apolíneos y los dionisíacos ocultos tras corales.

La boca del tiempo se abrió y se cerró repetidamente ordenando a los viajeros hasta reverenciar al silencio frente al santuario tibiamente iluminado por esa insólita luna irregular y graciosa.

Sólo el enorme pez atravesó la solemnidad del momento con un ruidoso chapoteo. Anselmo asombrado, vio alejarse al gigante llevándose a CAUDALION en su panza. Desde el altar se veía reflejado su rostro y al sagrado vacío sonreír satisfecho.