Como colectivo de artistas estamos pasando momentos difíciles frente al avance de las IAs generativas con respecto a su lado más oscuro y peligroso: la vulneración de los Derechos Autorales.
En este caso traemos un triste y reciente ejemplo que nos sirve para “ilustrar” lo grave del contexto, además de aprovechar para solidarizarnos con la querida colega María Verónica Ramírez que lamentablemente ha sido víctima de esta tecnología (y de las personas que están detrás).
El 1 de junio María Verónica publicó su dibujo de Monstriña, en Clarín y redes, apoyando al Garrahan. A continuación, mostramos lo que ha circulado en redes sin firma alguna. Lo que debería entenderse como una noble causa se ha transformado en un triste y claro caso de PLAGIO realizado a través de una IA generativa.
Quien haya generado esta imagen, sea de forma ingenua o no, es la única persona responsable. No importa si promtpeó y el algoritmo generó una copia casi calcada, si arrastró directamente la imagen original a una IA, o si le mencionó el nombre de la artista y su personaje; aquí lo importante es que se trata de una demostración de lo que son capaces de hacer estas tecnologías cuando son utilizadas irresponsablemente, inclusive por gente que no necesariamente es profesional (que sería terrible si lo fuese) sino por personas ignorantes o que desconocen sobre leyes de Derechos Autorales y el sentido de las mismas.
Ahora bien, muchos sostienen y defienden esta falsa democratización del arte alegando que estos derechos se tratan únicamente de intereses comerciales y que hay un cambio de paradigma en el sistema económico que se debe transformar y condenan a los DDAA a su desaparición. El debate en este aspecto debe ser tomado en serio, porque el tema la Propiedad Intelectual no es menor tratándose de un ingreso económico para muchos artistas que sostienen la posibilidad de continuar creando gracias a este recurso como único capital intelectual. Pero algo más importante y fundamental en esta discusión de hoy, y que no se refiere únicamente a lo económico, es que también debemos destacar que el peligro pasa por la vulneración a la creatividad y a lo ideológico.
Siguiendo el ejemplo de nuestra compañera María Verónica Ramírez, no solo le han plagiado desde lo técnico y visual, sino que han “deformado” un concepto, una idea que fue muy pensada y con propósitos estéticos, pero sobre todo ideológicos. En su ilustración original no muestra un médico, sino su uniforme e instrumental, por lo que se podría interpretar que el personaje “Mostriña” abraza a una representación más abstracta de los médicos del Garrahan que están en peligro de desaparecer frente a la mirada de una multitud de Monstriñas/niñas. Toda esta búsqueda artística intencional, de denuncia, desaparece en la versión MAL interpretada de una máquina que nada entiende de abstracción. Más allá de todo lo que se pierde en la lectura intelectual y sensible de una pieza gráfica de arte, lo peligroso aquí también son los sesgos y la desinformación de los “usuarios” que utilizan la IAs Generativas. En este caso, afortunadamente hay un espíritu “inocente o ignorante” por lo que el concepto original no queda tan lejano. Pero ¿Qué pasaría si este plagio fuera mal intencionado y utilizado con otros propósitos ideológicos? ¿A quién demandaría la artista perjudicada con una mirada claramente transformada de la original?
Estos peligros no deben ser “naturalizados” y son la razón por la que desde la ADA los estamos visibilizando. Frente a la lógica del “vale todo” y el "uso" descarado de nuestras imágenes (sin nuestro consentimiento y debida retribución) que las grandes corporaciones tecnológicas impusieron con las IAs generativas en el mercado a través de “vacíos legales”, es que debemos insistir y batallar por la justa regulación de las mismas. Lamentablemente ya son parte de nuestra realidad y tal vez, no haya vuelta atrás, pero por todo esto que mencionamos es tan importante concientizar y hacer “docencia” sobre el uso ético y responsable de estas tecnologías para que el arte en el mundo siga siendo producido y consumido por personas creativas y sensibles.
¡Defendamos a los artistas y a sus ideas!